Es un constructo que nos ayuda a entender de qué manera podemos influir de un modo adaptativo e inteligente tanto sobre nuestras emociones como en nuestra interpretación de los estados emocionales de los demás.

Este aspecto de la dimensión psicológica humana tiene un papel fundamental tanto en nuestra manera de socializar como en las estrategias de adaptación al medio que seguimos.

Al ser la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos, de motivarnos y de relacionarnos adecuadamente en las relaciones, es un factor esencial para nuestro bienestar y regulación ante las dificultades.

Para cultivar nuestra Inteligencia Emocional, nos impulsará enormemente poder reconocer las emociones con claridad no solo a nivel mental sino en nuestro cuerpo, y poder adoptar y cultivar una actitud de observador sin juicios, pero también con discernimiento.

Y cultivar el coraje o fortaleza para no evitar ni negar emociones, sino poder reconocerlas, abrirnos a
ellas y ver de que forma es mejor atenderlas. Todo ello es refinado y potenciado enormemente por el Mindfulness y la Compasión que ademas son base efectiva para una autorregulación emocional óptima.