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“Sin haber perfeccionado la sabiduría del propio sufrimiento, la Compasión se convierte en un lugar superficial de condolencias y disculpas de aquellos que sufren. La simpatía, dolor o preocupación en el nombre de la compasión no es afirmar nuestro sufrimiento o amor, sino despertar al hecho de que compartimos esta vida.

La Compasión no está en el ámbito del comportamiento, no es bondad ni amabilidad. No es lástima, simpatía, misericordia, empatía o caridad porque esas cosas requieren que miremos a los demás no como a nosotros mismos. Al sentir mi yo humano, la compasión es una experiencia de vida que surge en medio de nuestro sufrimiento. La compasión es una presencia y una experiencia que surge cuando uno siente una aceptación del ser humano vulnerable y que sufre.”

Pero la Compasión, diría yo, y como compartimos en los cursos relacionados; no es una mera emoción, y no solo presencia y experiencia aunque están presentes, y sin duda revela nuestra vulnerabilidad como comparte Zenju.

La Compasión es en especial una Motivación y su elemento motivacional nos impulsa a hacer algo ante la presencia del sufrimiento para aliviar o prevenir el dolor o sufrimiento por el que pasamos y pasa otra persona. Es por tanto Ennactiva y Empoderante. Esta dotada no solo del coraje o inevitabilidad en nuestra humanidad de dejarnos tocar por el dolor, sino impregnada de Fortaleza e Intención para poner lo que esté disponible por nuestra parte para reducir, aliviar o prevenir el sufrimiento.

Y de ahí su increíble capacidad. Y de ahí su enorme posibilidad constructiva.

Continua Zenju:

“La compasión no es algo para lograr, envuelto como un presente, dado como un regalo o meramente practicado. Solo puede hervir en el dolor más profundo hasta que se derrame en los brazos y regazos de quienes te rodean.

Esta es la experiencia de la paz en un círculo de la humanidad que convive más que en un grupo explotando a otro. La Compasión es cuando la nieve cae pesadamente y suaviza el camino de los conejos que corretean hacia un lugar seguro. Es el océano, tan vasto que trae agua a todos los continentes. No podemos convertirnos en esto.

Como la luna llena en una clara noche de invierno, se nos ve a la luz de nuestras perfectas imperfecciones, en el dolor y la fragilidad de nuestra humanidad. Camino con contradicciones en una vida pensada para saludar a los que hay.

De cada ilusión vendrá despertar, si sigo caminando como estoy, un pie delante del otro, encaminado a tomar asiento en el círculo de seres terrestres. El incienso fluye. Estoy tranquila con los olores amaderados de la Pancha Mamá, la tierra que me entregó perfectamente imperfect@.

El invierno se cierne frente a la puerta principal. Hace demasiado frío para abrirla. Miro por la ventana la noche clara y sus estrellas. Veo el infinito hasta donde me permite. La oscuridad se ha envuelto alrededor de todo. No hay escapatoria. Me hundo bajo mis mantas, frotando mis pies hasta que la fricción trae calor. Algo tan antiguo lo hacemos como seres humanos. Espero que en medio de la noche desaparezcan los puntos fríos de mi cama.” Zenju

Rubén Revillas