Es la capacidad y el proceso de adaptarse frente a las dificultades, adversidad, el trauma, la tragedia, la amenaza o fuentes significativas de estrés -como factores laborales, familia, relaciones, o factores económicos entre otros estresores.


Impulsarse desde las experiencias difíciles que no implica supresión ni evitación sino aprender a relacionarse con ello de forma constructiva.